Introducción

La educación para la paz hace parte del concepto paz positiva, en el plano educativo; caracterizándose por ser dinámico y permanente y haciendo referencia a una vivencia social de amplia justicia y reducida violencia. La labor docente es la oportunidad para que desde las aulas se construyan valores de los que sean futuros ciudadanos, promoviendo un clima de justicia, cooperación, solidaridad y la buena toma de decisiones.

El conflicto ocurre cuando dos o más valores, puntos de vista u opiniones no están de acuerdo. Todo el mundo está de acuerdo en que el problema es de cierta naturaleza. No debemos confundir conflicto con violencia porque el primero es natural en las relaciones humanos, mientras que el segundo es un comportamiento aprendido. Por lo tanto, es deseable poder modificarlo.

 En resumen, no hay conflicto bueno o malo, la diferencia está en la forma en que lo enfrentamos. Ante el conflicto, lo más importante es que debemos separar el problema de las personas, basarnos en intereses más que en posiciones y encontrar opciones para los intereses comunes. Esto requiere desarrollar una comunicación asertiva basada en la empatía para reconocer las necesidades propias y las de los demás. El primer paso empieza por la persona misma, hay que cambiar la creencia limitante las creencias saludables que permitan practicar la asertividad.